Diseño responsable y una enseñanza responsable del diseño

“ El mayor acto de humildad es reconocer que el mundo descanza sobre tus hombros ”. - Phillip Berg

Frase de difícil comprensión, no solo como paradoja filosófica sino como concepto práctico. Desde que empecé a seguir el pensamiento de Richard Farson i , la paradoja cobró gran relevancia y transformó mi percepción sobre la vida y, en consecuencia, la de mi profesión: el diseño. No fue hasta la lectura de su obra más reciente: “El poder del diseño; una fuerza capaz de transformarlo todo” que la comprendí a cabalidad.

Como productores de mensajes, los comunicadores visuales somos parte intrínseca de la gigantesca maquinaria del sistema capitalista. Es innegable ya la influencia que cualquier decisión de diseño ejerce sobre la forma en que vivimos y nos relacionamos con los objetos y con la información que producimos, mercadeamos y consumimos. Hace solo unos años, conceptos como sustentabilidad, optimización contextual, conciencia ecológica y responsabilidad social, se circunscribían a conversaciones académicas entre profesionales que no necesariamente tenían relación con el diseño. Cuestiones éticas sobre el medio ambiente, la desigualdad social, la identidad y la cultura ponen al diseño, pero sobre todo al diseñador, ante la necesidad de una redefinición de su rol como líder en ámbitos en los que antes no hubiese considerado participar, mucho menos influenciar, como la salud, la educación y la seguridad.

La creatividad y la innovación ya no son suficientes para resolver los problemas que se nos presentan como profesionales, pues estos son cada vez más complejos. Ya no podemos conformarnos con soluciones paliativas, estas deben ser preventivas. Debemos presentar propuestas que sean conducentes al mejoramiento de la calidad de vida de la audiencia-usuaria sin que esto represente un menoscabo en la efectividad y ganancia del cliente [comerciante-institución]. Es imperante que conceptos como productividad y desarrollo económico, valores socio-culturales y habilidades político-administrativas sean parte de la formación y de la reflexión crítica del aspirante a la profesión del diseño. La interdependencia entre diseño-gerencia-organización y liderazgo son demasiado importantes para pasarlas por alto. Las grandes corporaciones están haciendo cambios en sus filosofías operacionales, Puma está desarrollando ropa con materiales reciclados, Disney tiene un fondo de conservación para ayudar a proteger hábitats e Intel trabaja programas internacionales para el desarrollo de economías de aprendizaje tecnológico.

El rol del diseñador como consultor, no como proveedor de servicio, es cada vez más necesario. Su formación y práctica profesional no puede circunscribirse a buscar funcionalidad y efectividad únicamente en su selección de técnicas, materiales, tipografías y sistemas de reproducción; es imperante que tenga una visión holística de cada proyecto, que no pierda de perspectiva el ciclo de vida de cada producto (de la cuna a la tumba ii) y el impacto ambiental, social y cultural que cada solución provoque. Conceptos como sustentabilidad y ética del diseño deben ser incorporados no como estrategias de mercadeo, sino como factores fijos en cada ecuación del diseño.

Oportunidad Única

Como diseñadores no nos es ajena la labor educativa que nos vemos forzados a hacer con el cliente ante su desconocimiento sobre nuestra práctica. Desde la explicación reglamentaria sobre nuestras funciones y habilidades, hasta los mismos procesos de diseño, son repetidas una y otra vez con el propósito de establecer una mejor relación de trabajo, por lo que incluir conceptos como los mencionados anteriormente representan una oportunidad única de ilustrar e involucrar a todo aquel que requiere de nuestra participación en la producción de identidades, empaques y otros comunicados visuales.

Estamos en un momento en el que el diseñador debe hacer uso de sus recursos de forma no sólo inteligente y creativa, sino de forma responsable iii . El rediseño de la profesión de diseño es inevitable y la educación de la profesión requiere de un reenfoque, en el que más allá de basar la enseñanza teórica en métodos, técnicas y estéticas debemos incluir prácticas que provoquen la reflexión en acción iv , en las que se enfatice la investigación como principal herramienta para la formulación y contextualización correcta de los problemas, donde se promueva la improvisación y el fracaso para fomentar la toma de riesgos y en la que se estimule el reto del auto-descubrimiento y la aplicación del Ser en cada situación. Sólo de esa forma desarrollaremos la humildad de reconocer que en cada acto de creación y en cada decisión tomada, existe un gran potencial de cambiar el mundo, para construirlo o para destruirlo.

Mara Robledo Arcos

Meta-diseñadora
Gerente de proyectos y profesora conferenciante en la
Escuela Internacional de Diseño y Arquitectura

i Farson, Richard. (2008) The Power of Design
ii Traducción del término usado en el contexto de diseño: from cradle to grave

iii When professionals fail to recognize or respond to value conflicts, when they violate their own ethical standards, fall short of self-created expectations for expert performance, or seem blind to public problems they have helped to create, they are increasingly subject to expressions of disapproval and dissactisfaction. Schön, Donald A. (1987) Educating the Reflective Practitioner. p. 7

iv Ibid, 26